¿Alguna vez has tarareado un jingle en tu cabeza y no has podido parar? ¿Alguna vez una canción ha sido capaz de cambiar tu forma de sentir? Y cuando suena esa canción de tu adolescencia, ¿puedes transportarte a esa época?

La ciencia explica que esto sucede porque cuando escuchas, tocas o compones una canción, utilizas casi todas las áreas del cerebro conocidas hasta hoy.

Esta influencia en la mente humana se percibe de diversas maneras, desde el capital hasta la religión.

En el año en que se publicó el libro “Tu Cerebro y la Música”, de Daniel J. Levitin, sólo la venta de discos en Estados Unidos generaba 30.000 millones de dólares al año. El sector obtuvo más beneficios que la industria farmacéutica.

Una curiosidad interesante es que la Iglesia Católica llegó a prohibir las canciones que tenían más de una línea musical simultáneamente para que la gente no dudara de la unidad de Dios.

Utilizado como tratamiento, inspiración o simplemente como entretenimiento, “el sonido organizado”, en palabras del compositor pionero Edgard Varèse, aporta, en este resumen, respuestas sobre el comportamiento humano y reflexiones importantes para el día a día.

Referencia de la industria musical desde 1950, la revista estadounidense Billboard clasificó “Tu Cerebro y la Música: el estudio científico de una obsesión humana” como uno de los 15 libros que todo aficionado a la música debería leer.

En sus 352 páginas, la obra aporta una serie de experimentos científicos y sociales realizados por los profesionales más cualificados en la intersección de la psicología y la neurología.

A lo largo de nueve capítulos (más la introducción y los apéndices), las conclusiones se ejemplifican con grandes nombres de la cultura popular.

En este libro, grupos de rock clásicos de los años 60, rappers famosos de la actualidad, e incluso compositores de sinfonías de siglos atrás que aún perduran, prescinden del uso de las jergas que a menudo desalientan el aprendizaje de algo tan importante para la humanidad, desde la prehistoria.

Autor de cuatro libros superventas del New York Times – entre ellos The Organized Mind –, Daniel Levitin es psicólogo cognitivo y neurocientífico. En ese campo, tuvo como mentor a Michael Posner, el 56º psicólogo más citado del siglo XX.

Levitin también se ha dedicado al trabajo musical, habiendo sido productor e ingeniero de sonido, todo ello debido a la conexión personal que sintió con la música cuando llevaba auriculares, cuando era niño. En este ámbito, tuvo contacto con nombres más reconocidos por el público en general.

Produjo discos en California durante más de diez años, entre otros para Stevie Wonder. Trabajó con los ingenieros de sonido de nombres como Frank Sinatra y Janis Joplin, además de acompañar las sesiones de grabación de las también reconocidas Whitney Houston y Aretha Franklin.

¿Por qué leer “Tu Cerebro y la Música”?

El propio Daniel Levitin subraya que, aunque se trata de un tema muy específico y técnico, no pretende llegar sólo a sus colegas del mundo de la música o la neurociencia.

Por el contrario, se empeñó en simplificar al máximo todos los términos que no están al alcance del gran público. Por supuesto, aunque sea ampliamente accesible, la obra será de mayor provecho para los profesionales de los dos entornos implicados.

Uno colabora intensamente con el otro, ya sea para entender mejor el cerebro humano o para producir piezas musicales más atractivas utilizando mecanismos biológicos.

Además, los trabajadores que busquen traer más innovación a sus entornos o inspiraciones creativas para aplicarlas a los entornos de negocios tradicionales también encontrarán valiosas lecciones en los experimentos y descubrimientos relatados en el libro.

¿Cuáles son los puntos principales de “Tu Cerebro y la Música”?

Todos somos capaces de percibir y comprender los fundamentos de la música, incluso sin estudios;

Es posible utilizar diferentes matices sonoros para despertar uno u otro sentimiento en el interlocutor;

A veces, frustrar las expectativas puede ser la mejor manera;

La genialidad se encuentra fuera de lo que se toma como norma;

La organización es importante, pero demasiado no cautiva.

Es normal creer que la aptitud musical es exclusiva de quien ha nacido con el don. De hecho, al igual que el lingüista Noam Chomsky demostró que cualquiera puede aprender cualquier idioma, Daniel Levitin afirma que todos tenemos la misma capacidad innata para aprender cualquier música.

En Lesotho, por ejemplo, cantar y bailar son actividades tan comunes como hablar o caminar.

La cuestión es que, si queremos profundizar en el tema, hay algunos conceptos que facilitan tanto la teoría como la práctica. Sin embargo, para entender el tema que aquí se presenta, basta con que conozcamos lo básico de ellos.

La nota, el ritmo, el tempo, la reverberación son algunos de los elementos sonoros fundamentales, así como el timbre, un concepto tan variable que se ha convenido en llamar a todo lo relacionado con el sonido que no sea altura o intensidad, otros dos términos de esta categoría.

Cuando se combinan, dan lugar a la tonalidad, la melodía, la métrica y la armonía.

Si eres un lego en la materia, no te alarmes por la cantidad de nomenclaturas, es posible entender la discusión de todos modos. Esto es gracias a lo que la psicología llama conocimiento declarativo.

Por ejemplo, incluso sin haber sido enseñado, deberías ser capaz de llamar a la puerta de alguien de forma rítmica. Incluso es probable que lo hagas de la manera más común, que incluso tiene un nombre: “shave and a haircut, two bits”.

Del mismo modo, podemos percibir de forma natural patrones o desvíos en las tonalidades que toca un músico.

¿Por qué la música afecta a tu cabeza?

Sí, la música tiene un poder natural sobre nosotros, pero además, existen algunos trucos utilizados por los compositores para afectar aún más a nuestro sistema emocional — o nuestro sistema nervioso.

Los sonidos cortos y fuertes transmiten una señal de alerta, mientras que los sonidos largos y suaves tranquilizan. Esto es cierto no solamente para nosotros, sino también para muchos animales.

Saber esto permite a los que participan en las producciones musicales trabajar en el timbre y la duración de las notas para conseguir el efecto deseado.

Esto se puede comprobar escuchando reggae y luego heavy metal, cada uno de los cuales aporta su propia motivación y pretende ganarse a su público objetivo. Es aún más fácil prestar atención a las bandas sonoras de las películas, que nos hacen disfrutar de la paz del personaje o nos angustian junto a él, a menudo sin darnos cuenta.

Las tecnologías implicadas en estas producciones, cada vez más evolucionadas, permiten además crear sonidos nunca vistos por el cerebro humano, aumentando nuestro interés por el producto. Serían equivalentes a las películas en 3D.

Además, como sigue un camino que pasa por el cerebelo, la experiencia musical es en gran medida inconsciente.

Activa las áreas del cerebro que gratifican, emocionan y motivan. Ocurre tanto cuando se predice cuál será la siguiente nota por patrón, como cuando el músico hace lo inesperado.

Si quieres experimentar en la práctica cómo sucede en el caso de una de las bandas más grandes de la historia, puedes escuchar las canciones de los Beatles citadas por el autor.

“Yesterday”, “I Want You” y “For No One” son algunos de los mayores éxitos de los británicos, todos con algún toque que desafía la norma y saca el “sonido organizado” del modo robótico.

La buena noticia es que, aunque no seas un profesional del sector, también puedes aprovechar para influir en tus clientes.

Una banda sonora ambiental que transmita lo que se desea en ese momento puede utilizarse en diversos entornos, en el propio lugar de trabajo, por ejemplo.

Por si no fueran suficientes los diversos usos que la música nos ofrece, aún sirve de ejemplo para muchas lecciones aplicables en contextos muy cotidianos.

El autor afirma que la memoria afecta al acto de escuchar música de una manera tan profunda que no sería exagerado decir que sin la primera, la segunda no existiría.

Además de utilizar las obras para reforzar e incluso recuperar recuerdos, también podemos emplear en nuestros quehaceres un recurso utilizado por los instrumentistas.

A la hora de almacenar la gran cantidad de canciones de su repertorio y cómo reproducirlas, recurren a la llamada “agrupación”. Consiste en juntar dos unidades de información, porque es más fácil recordar el conjunto.

En la rutina de los artistas sigue habiendo comportamientos valiosos que debemos naturalizar. Joni Mitchell, una de las mejores compositoras de la historia, según la revista Rolling Stone, no se esforzó por encajar en los límites.

Al nunca haber recibido clases  de guitarra, la cantante estadounidense utilizaba sus propias afinaciones, creando combinaciones sonoras verdaderamente únicas.

Un caso habitual en cualquier entorno laboral es el del canadiense Neil Young, presente en el Hall de la Fama del Rock. Confesó al escritor que no se considera un músico con talento, su éxito se debe a haber aprovechado las oportunidades adecuadas que se le presentaron.

El talento, incluso, es un concepto que debemos revisar, según Daniel Levitin. Es habitual decir que tal o cual persona tiene talento y, por tanto, éxito en su área, pero en última instancia solo utilizamos el término retrospectivamente, después de que aparezcan resultados significativos.

Lo que sí se ha demostrado mediante estudios que es eficaz en el camino hacia la especialización, en cualquier área, son 10.000 horas de práctica.

Ahora bien, profundizando en la especialización de Levitin, las investigaciones en neurociencia musical enseñan lo siguiente: los estudios basados en melodías artificiales distancian todos los descubrimientos obtenidos del mundo real.

Si realmente quieres conocer las condiciones de tu entorno empresarial o las preferencias de tus clientes, por ejemplo, necesitas un análisis personal y práctico. Ni siquiera la mejor simulación puede generar resultados tan buenos como los de la experiencia.

En el libro “Inteligencia Social”, el psicólogo Daniel Goleman aporta otros estudios del campo de la psicología, vistos desde otra perspectiva. Con las palabras de otros profesionales de su campo, habla biológicamente de nuestro cerebro, y de cómo cada componente está presente en nuestras relaciones.

Natalie Nixon, PhD en Gestión de Diseño, refuerza que el trabajo creativo no es exclusivo de una u otra persona privilegiada. En la obra “The Creativity Leap”, te enseña herramientas para desarrollar la creatividad y cómo hacerla más presente en tu entorno laboral.

Ahora que ya conoces el poder que tiene el cerebro, el profesor de psicología e hipnosis Alberto Dell'Isola enseña cómo liberar todo ese potencial, con el libro “Mentes Brilhantes”, trabajando también conceptos ya vistos aquí, como la memoria, la creatividad y el talento.

¿Cómo puedo ser más creativo y productivo con el libro “Tu Cerebro y la Música”?

Deja de lado la idea de que la música es solo para “los que saben”, todos poseemos los conocimientos básicos y podemos disfrutar de sus beneficios;

Varía los géneros de música que escuchas para estimular tu mente y ser más productivo;

Busca la inspiración creativa de los músicos exitosos que no han tomado el camino habitual o fácil hacia el éxito;

Independientemente de cuál sea tu objetivo y de tu nivel de aptitud innata, practica. Esa es la única fórmula mágica.

Califica el resumen de “Tu Cerebro y la Música”

Si, hasta hoy, te sentías intimidado para aprender a cantar o a tocar un instrumento, no te desanimes con el “tiempo perdido” como cantaba Legião Urbana, tenemos todo el tiempo del mundo.

Ahora, al igual que Belchior hizo con John, ¡deja “comentarios a respecto” de este texto!

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Tu Cerebro y la Música - Daniel J. Levitin

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