Vivimos en la Era de la Información. Pero, ¿cómo puede la transformación digital impactar en la dinámica económica, social y cultural de los diferentes tipos de sociedad existentes en el mundo?
Publicado en medio del crecimiento de la “burbuja de las punto-com”, “La sociedad Red” busca explicar los principales efectos generados por la tecnología de la información en el mundo contemporáneo.
Además, destaca cómo los flujos de información, dinero y comunicación son capaces de regular la producción y la demanda al mismo tiempo, influyendo directamente en la vida de las personas.
Para entender mejor este tema tan relevante para la sociedad moderna, ¡sigue leyendo este resumen!
Lanzado originalmente en 1996, “La Sociedad Red: Una visión Global” es el primer volumen de la trilogía “La era de la información: Economía, Sociedad y Cultura”. El libro tiene varias ediciones revisadas y actualizadas.
La versión en español contiene 557 páginas y fue publicada en 2011.
Nacido en España, Manuel Castells es sociólogo y profesor universitario, habiendo enseñado en la Universidad de Berkeley en California y en la Universidad de París, además de haber trabajado como investigador en la Universidad Abierta de Cataluña.
Su principal obra es la trilogía “La era de la información: economía, sociedad y cultura”, que ha sido traducida a más de 20 idiomas. Castells es uno de los académicos más citados en las áreas de comunicación y ciencias sociales.
“La Sociedad Red” es una lectura fundamental para las personas que buscan comprender los impactos de la tecnología en la sociedad moderna, además de ayudar a identificar las transformaciones relacionadas con el avance tecnológico dentro de cada realidad.
En este resumen del libro “La Sociedad Red”, hablaremos de los puntos de vista del autor sobre el malestar de la postmodernidad, así como explicar sus análisis de los impactos en la cultura, la naturaleza y la percepción del tiempo.
¿Vámonos?
Inicialmente, Castells conceptualiza que la tecnología es el uso del conocimiento científico para facilitar la vida humana, creando elementos confiables y escalables.
Así, la tecnología de la información incluye desde la microelectrónica, la computación avanzada, la robótica y las telecomunicaciones hasta la ingeniería genética.
A partir de los avances en todos estos ámbitos, se ha desarrollado un mundo digital, ya que, a diferencia de las otras revoluciones industriales, el núcleo de esta transformación abarca las tecnologías de la información, el procesamiento y la comunicación.
El investigador establece un paralelismo entre el papel de la tecnología en la actual revolución y el desarrollo de nuevas fuentes de energía en anteriores revoluciones industriales, que han transformado e impactado a la sociedad en su conjunto.
Sin embargo, a diferencia de las antiguas revoluciones, la transformación digital ocurrió de forma globalizada y a gran velocidad, caracterizando la aplicación inmediata de la tecnología generada, capaz de conectar el mundo a partir de los años 70.
Castells señala que la cuna de esta revolución fue Silicon Valley, una región al sur de San Francisco, California.
El desarrollo en esta zona se produjo gracias a la convergencia de varios factores, como la presencia de ingenieros y científicos talentosos formados en universidades cercanas, la disponibilidad de recursos públicos y privados y la formación de una red de empresas de capital riesgo.
Pensando en eso, el autor realizó varios viajes por el mundo y comprobó que la concentración espacial de centros de investigación, instituciones educativas y proveedores de bienes y servicios tiende a generar grandes círculos de innovación y desarrollo tecnológico.
De esta manera, se comprueba que las grandes metrópolis ofrecen todos los elementos necesarios para la evolución tecnológica, ya sea en Estados Unidos, Europa, Asia o incluso América Latina.
El autor define la nueva economía, aquella establecida a partir de los avances tecnológicos, como global, informativa y en red.
Está globalizada porque la gran mayoría de las actividades productivas y sus componentes (capital, mano de obra, materias primas, administración, información, tecnología y mercados) están organizados a escala mundial.
Se caracteriza como informacional porque la competitividad de los agentes económicos depende de la capacidad de generar, procesar, analizar y distribuir la información de manera eficiente.
Por último, la economía se basa en una red global de interacciones entre diversas redes empresariales.
Así, es fácil percibir que la tecnología de la información sentó las bases para la creación de esta nueva economía, además de ser uno de sus pilares de apoyo.
A continuación, el autor explica que, a largo plazo, la productividad es la fuente de riqueza de las naciones. Los avances tecnológicos, tanto en la producción como en la gestión, son los principales factores que conducen a la productividad.
Así, Castells concluye que la expansión de la base productiva y de los mercados debe ir acompañada del crecimiento y la globalización de la mano de obra cualificada.
Además, cree que en el transcurso del siglo XXI la revolución de la biología se unirá al sector de la tecnología de la información en la creación de nuevas empresas, especialmente en la asistencia médica y en la agricultura.
Al final del capítulo, el escritor apunta que la nueva economía también presenta fallos, ya que su expansión es muy desigual en todo el mundo, y la volatilidad sistémica deja espacio a crisis financieras con efectos devastadores.
En este capítulo, el autor analiza las transformaciones organizativas que ocurrieron a partir de la década de 70, que se dieron con la difusión de la tecnología de la información.
Explica que estas modificaciones pretendían hacer frente a la incertidumbre provocada por el ritmo acelerado de las transformaciones en el entorno económico, institucional y tecnológico de la empresa, que aumentó la flexibilidad en la producción, la gestión y en el marketing.
Los cambios organizacionales redefinieron los procesos y las prácticas de trabajo, con la llegada del modelo de producción ajustada, que tiene como objetivo la eliminación de los desperdicios, la automatización, la reducción de los costes y la supresión de las capas directivas.
Esto ha permitido establecer métodos y procesos basados en datos. La gestión del conocimiento y el tratamiento de las informaciones son esenciales para el rendimiento de las organizaciones que operan en la nueva economía.
En este contexto, han surgido redes globales de producción y distribución, en las que las empresas externalizan gran parte de sus actividades productivas, en función de los intereses estratégicos de la organización.
Estas empresas se denominan “empresas horizontales”, y presentan las siguientes características:
Como ejemplo de esta transformación, Castells cita a Cisco Systems, una empresa con sede en California que ofrece soluciones para redes empresariales.
A finales de la década de 90, la empresa tuvo una agresiva estrategia de adquisición de empresas más pequeñas y prometedoras, todas en el ámbito de la tecnología. El objetivo era poder aplicar la lógica de las redes que vendía a sus clientes.
De este modo, pudo organizar, a través de Internet, todas las relaciones con los clientes, proveedores, socios y empleados, reduciendo al máximo la fabricación propia.
En 1999, el 83% de los pedidos se recibieron en línea y el 80% de los servicios de atención al cliente se realizaron de la misma manera. Con esto, se estima que Cisco ahorró cerca de US$500 millones durante el año.
El proceso laboral es el núcleo de la estructura social. Así, la adaptación tecnológica y de las relaciones laborales dentro de la empresa red es la forma en la que la sociedad se ve afectada en este paradigma informacional.
El enfoque del sociólogo sobre la estructura ocupacional implica una observación empírica de la evolución del empleo en los países desarrollados. Dicha observación identificó los siguientes aspectos:
Castells también destaca las tendencias observadas con respecto a la formación de una fuerza de trabajo global. En el momento del lanzamiento del libro, el trabajo seguía estando muy delimitado por las instituciones, las culturas, las fronteras e incluso la xenofobia.
Sin embargo, como predijo el autor, estos factores han ido disminuyendo con el paso de los años y, con la llegada del trabajo a distancia, es cada vez más posible verificar una fuerza de trabajo global.
Así, el escritor subraya que la tecnología de la información es la herramienta decisiva del proceso de trabajo en la era de la información, puesto que:
El aumento de la productividad y la rentabilidad han ocurrido, pero los trabajadores han perdido la protección institucional y se encuentran cada vez más dependientes de las negociaciones individuales dentro de un mercado laboral en constante cambio.
Las leyes de la naturaleza humana promueven una división entre ganadores y perdedores. En este escenario, no ha sido diferente: las sociedades se están dualizando, con una gran capa superior y una gran capa inferior, que crecen en ambos extremos de la estructura ocupacional.
En este capítulo, el autor aborda la formación de un metalenguaje que, por primera vez, integra las modalidades escrita, oral y audiovisual de la comunicación humana en un único sistema.
Castells comenta que, al estar la cultura mediada y determinada por la comunicación, las propias culturas se ven transformadas de manera fundamental por el nuevo sistema tecnológico.
Con la llegada de las tecnologías de la información, esta comunicación multimedia es capaz de moldear los pensamientos, los comportamientos, los deseos y las necesidades de los distintos tipos de sociedad existentes.
Esto transforma radicalmente el espacio y el tiempo, las dimensiones fundamentales de la vida humana. Las localidades se integran en redes funcionales o collages de imágenes, mientras que el tiempo se borra, ya que el pasado, el presente y el futuro pueden programarse para interactuar entre sí dentro del mismo mensaje.
Define esta modernidad líquida como la era de la virtualidad real: la propia realidad está totalmente capturada e inmersa en una composición de imágenes digitales en un mundo virtual, en el que las apariencias en la pantalla se convierten en la propia experiencia.
Haciendo un paralelismo, en 2021 la compañía Facebook reveló que la empresa cambiaría su nombre y pasaría a llamarse Meta, indicando el enfoque del gigante tecnológico en el desarrollo del llamado metaverso, considerado el siguiente paso en el camino de las conexiones sociales.
El gran gurú del Marketing, Philip Kotler, también menciona en su libro “Marketing 5.0” la supresión de las capas intermedias de la sociedad en diferentes ámbitos, incluyendo los aspectos económicos, ideológicos y profesionales.
En el libro “How to Thrive in the Digital Age”, el autor Tom Chatfield enumera los beneficios de la tecnología en nuestra vida cotidiana, pero también advierte sobre los diversos problemas que puede acarrear el uso inadecuado y exagerado de estos dispositivos.
Por último, pensando en la transformación digital, el libro “Negócios Digitais”, del autor Alan Pakes, aporta importantes conceptos sobre las organizaciones digitales, así como formas de migrar su empresa al ámbito digital.
¿Qué te han parecido las visiones del autor sobre el periodo de intensas y sorprendentes transformaciones en el que vivimos?
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